El 15 de Mayo de 1928 apareció en aquel lugar por vez primera,
la por entonces joven y lozana Minerva Sinmouse.
Los abotonados ojos de Miguel perdieron otra porción de quesito al intentar
abrirse más y sus orejas comenzaron a enrojecerse como si midieran dos palmos. Se
trataba de la fémina más bella y de agradable olor que jamás había visto (… y
olido). Su relación fue buena desde el principio y salvo algún que otro
desentendido, parecían ser la pareja perfecta.
Siempre se ha dicho que las mujeres embarazadas deben de evitar el
contacto con animales en general y con felinos en particular, y es precisamente
debido a este parásito. También en conveniente que no coman carnes no cocinadas
ni embutidos. En realidad, si la arena donde el gato deposita se cambia cada
dos días, no hay mayor problema en tener gato en casas de mujeres embarazadas.
En el caso de los ratones, hace
que tengan una menor percepción del miedo y cierta apetencia por el olor que
desprende el orín de gato, de modo que estos ratones son cazados de forma
rápida por los gatos y el parásito consigue de esta forma cerrar su ciclo de
vida. Para una explicación más amplia, ver la entrada de experientia docet de
hace un par de años.
Trabajaron juntos durante años y sus escarceos eran más que evidentes.
Se decía que estaban casados en secreto y que fruto de sus relaciones nacieron
cientos de hijos (pero ya sabéis que a la gente le gusta exagerar).
Años después las conversaciones se convirtieron en malentendidos, los
malentendidos en críticas, las críticas en discusiones y las discusiones en
guerras de Pressing Catch. Miguel estaba cada vez más distante, casi
ensimismado, falto de reflejos y siguiendo un estilo de vida cuando menos
dejado. Minerva no entendía que había cambiado, porqué el afable y regordete
Miguel se había convertido en algo tan diferente, casi un desconocido para
ella.
El comportamiento de Miguel siguió empeorando, se hizo un temerario que
buscaba cada vez emociones más grandes y su psicosis iba en aumento por
momentos. Se encerró durante días en una habitación llena de gatos que orinaban
y defecaban a su alrededor. Incluso gustaba de utilizar el orín de gato a modo
de perfume. En sueños gritaba que quería ser comido por un gato. La situación
era de lo más insoportable y Minerva decidió marcharse. Sin duda, una historia
triste y desalentadora de una pareja que acaba mal, pero… ¿Es una historia mas?,
¿Qué le pasaba a Miguel?
Tiempo después encontraron al orondo Miguel
en la habitación donde había vivido durante meses, mordisqueado y medio comido
por sus gatos.
Sin duda esta es una historia “fantástica”, pero podría no ser muy
diferente a la realidad.
El ser humano ha convivido con el resto de los reinos animados durante
millones de años y ha establecido relaciones de lo más curioso con muchos
organismos. Alrededor de nosotros y más aún dentro, existen millones de
bacterias, la mayoría de ellas desconocidas, virus, parásitos, y otras formas
de “vida” que bien podrían haber sido diseñadas en la mente del escritor de
ciencia ficción más grande jamás nacido.
Uno de esos organismos es Toxoplasma
gondii, un parásito protozoario causante de la toxoplasmosis. La
toxoplasmosis es una enfermedad que por lo general cursa con síntomas leves, no
muy diferentes de un resfriado, pero puede llegar a complicarse hasta el punto
de causar la muerte. El hospedador definitivo, es decir, en el que pueden
terminar de cerrar todo su ciclo de vida, es el felino. Sin embargo, cientos de
animales de sangre caliente pueden actuar en el ciclo de vida de este parásito
como hospedadores secundarios, reservorios de la enfermedad u hospedadores paraténicos
(a los que va a parar la enfermedad pero no son necesarios para cerrar el ciclo
de vida del parásito).
A lo largo de su ciclo de vida, el Toxoplasma puede pasar por varios
estadios morfológicos y funcionales. El Ooquiste es una fase que se denomina
esporulada. En este estadio pueden sobrevivir durante años fuera del hospedador
y aguantar largos periodos de inclemencias ambientales. En la fase de
Bradizoíto (del griego, animal lento) posee la característica de replicarse de
una forma lenta. Puede pasar años dividiéndose de forma lenta dentro de quistes
en músculos y tejido cerebral hasta que se abren. La fase de la enfermedad
durante la cual los Bradizoitos se van dividiendo dentro de los quistes se
denomina crónica y no es raro que mucha gente pase años en esa fase. Por último
está el Taquizoito, una forma que al contrario del Bradizoito, es móvil. Se
mantienen en pseudoquistes de tejido infectado en células de todo tipo (salvo
eritrocitos).
En su ciclo de vida, un felino infectado libera con las heces cientos
de Ooquistes que van a parar por ingestión a ratones o mamíferos y aves en
general. En el nuevo huésped, esta vez intermediario, se convierten en
taquizoitos y cuando encuentran el sitio adecuado, en Bradizoitos, donde pueden
pasar años. Se trata de la fase asexual del parásito.
Cuando otro felino tiene hambre y se come a un ratón infectado (o el
bicho que se haya infectado… sabe Dios cual), los Merozoitos forman gametos, se
reproducen sexualmente y vuelven a producir miles de Ooquistes que salen de
nuevo con las heces.
Resulta que el humano es un huésped paraténico, es decir, no requerido
para terminar el ciclo de vida del parásito. Pero es de suponer que en algún
momento el hombre ha sido uno más de los manjares que degustan los grandes
felinos, por tanto, una infección por toxoplasmosis nos puede afectar mucho. En
es situaciones de inmunodepresión o embarazo cuando estamos más expuestos,
pudiendo llegar incluso al aborto, pero depende.
Si la mujer está embarazada entorno al primer trimestre, una infección
por Toxoplasma puede provocar la muerte intrauterina del feto. Si la mujer está
ya en el segundo trimestre, los bebes pueden nacer con malformaciones, pero
pueden nacer. En el tercer trimestre en cambio, los síntomas, sin ser mortales,
pueden dejar secuelas, afecciones en el sistema nervioso, calcificaciones
cerebrales, hepatoesplenomegalia, Ictericia,
neumonitis o miocarditis
Amén de estos síntomas, según Jaroslay Flegr de la Universidad de
Charles en Praga, T. gondii puede manipular el comportamiento del animal que
infecta aumentando las concentraciones de dopamina y cambiando los niveles de
otras hormonas (la testosterona está elevada en hombre con Toxoplasmosis y muy
disminuida en mujeres). Cuanto más tiempo lleve la persona o animal infectado, menos
aplicados y serios en el trabajo parecen ser las personas infectadas.
Según diversos estudios, el nivel de Neuroticismo de una población
podría estar relacionado con la incidencia de Toxoplasmosis en la misma.
Pero ¿Porqué se ha seleccionado en el parásito que haga cambiar el
comportamiento del animal al que infecta? ¿Acaso a Toxoplasma le mola que su
hospedador sea más manejable y tontico? Y lo que es más, ¿Se parecerá el
interactoma de Toxoplasma al de las novias celosas?
A diferencia de lo que sucede con Plasmodium, parásito causante de la
malaria, donde el comportamiento natural del mosquito es perseguir a los
animales para picarles y cerrar el ciclo, en los ratones esto no es así y para
que un ratón se arrime a un gato hay que azuzarlo un poco. De ahí que el
Toxoplasma haya sido seleccionado para “Controlar” y modificar el
comportamiento de los animales que infecta.
En 2009, el equipo del Dr. Glenn McConkey (Leeds, Reino Unido) analizó
el ADN de Toxoplasma y al compararlo con otras especies, descubrió que poseía
dos genes que codifican para la enzima Hidroxilasa de la tirosina, implicada en
la producción de neurotransmisores dopamina (en concreto de su precursor L-DOPA).
¿Para qué podría querer un ser unicelular este tipo de enzimas sino para hurgar
en el cerebro de sus huéspedes?
Se sabe además que la dopamina está particularmente implicada en la
esquizofrenia. El antipsicótico haloperidol funciona bloqueando los receptores
de dopamina por ejemplo. Pero si usamos ese haloperidol en ratones, la
atracción de estos por los felinos revierte de modo que se puede deducir que el
parásito está realmente interfiriendo con el sistema dopaminérgico. En humanos,
las consecuencias observadas podrían deberse a razones parecidas.
No existen realmente pruebas evidentes de que Toxoplasma modifique
realmente el comportamiento de los pacientes, pues bien es sabido (y sino se
sabe, LO APRENDES DESDE YA) que correlación no significa causalidad. Pero merece
la pena estudiar estos efectos.
En última instancia, el cambio en el comportamiento de los roedores si
parece estar bien establecido y les incita a buscar lo nuevo. Lo interesante es
que las células nerviosas encargadas de buscar lo nuevo responden a dopamina.
Los humanos no son un huésped intermediario sino uno sin salida o paraténico y por
tanto la selección no ha podido modular finamente esta interacción.
Algunos autores han ido mucho más allá y han sugerido que la
toxoplasmosis podría haber modulado o alterado sociedades enteras. En 2006,
Kefin Lafferty (California, Santa Bárbara) publicó un artículo en el que
indicaba la correlación (QUE NO CAUSALIDAD) existente entre el nivel de
Neurosis (establecido mediante encuestas nacionales) en varios países y la
prevalencia de la Toxoplasmosis registrado en mujeres embarazadas (grupo en el
que se comprueba rutinariamente). Los datos arrojan que países como Reino Unido
tienen un nivel de neuroticismo muy bajo (0.8) y una tasa de infección de
Toxoplasma por debajo del 7%. Sin embargo Francia, posee niveles de infección
de hasta el 45% y un neuroticismo del 1.8… (¡Vamos! que están reventaos de la
cabeza). Las curiosidades culturales a ambos lados del canal podrían tener un
origen de lo más parasitario.
La hipótesis de Flegr acerca de la manipulación en el caso de
toxoplasmosis podría no ser un caso aislado en la naturaleza. La sífilis
neurológica, enfermedad de transmisión eminentemente sexual, hace que el cuerpo
infectado tenga una especial predisposición a la actividad sexual, asegurando
la propagación de la enfermedad.
“Esta entrada participa en la XVII edición del Carnaval de Biología, organizado por Pero esa es otra historia...”
Lafferty KD (2006).
Can the common brain parasite, Toxoplasma gondii, influence human culture? Proceedings.
Biologícal Sciences. The Royal Society, 273 (1602), 2749-55. PMID: 17015323
¡Genial! No tenía ni idea de todo esto!!! Mañana profundizo más que hoy se me están apagando las neuronas...
ResponderEliminarMe encanta la historia Miguel-Minerva, jeje xDD
Hoy que he leído la entrada detenidamente me ha gustado todavía más. ¿Es un guiño lo de otras formas "de vida"?, jaja ;D
ResponderEliminarMuy interesante lo de cambiar el comportamiento: ¡estos parásitos se las traen! Igual nos acaban dominando, jeje.
Bueno, he aprendido mucho, y me estoy alegrando de haber seleccionado este tema para el Carnaval. Muy interesante!!!
Muchas gracias guapa,
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado y sin duda el tema da mucho de si (bueno, los temas) jejeje. Lo de otras formas de vida no iba con dobles, pero ahora que lo veo podría si jejeje.
Un saludo y voy a ver si cae al menos otra
Pardiez, esto sí que es casualidad, ¡justo he hablado de toxoplasmosis en mi último artículo de JoF! O_O
ResponderEliminarComo apunte, me gustaría recalcar que lo de las embarazadas ha generado una especie de fiebre paranoica algo exagerada, pues si una mujer ha estado en contacto previo con el parásito, dispone de anticuerpos y recursos suficientes como para evitar que el feto quede dañado lo más mínimo. También hay que recalcar lo de las heces, tampoco es cuestión de que las embarazadas se encuentren a kilómetros de los gatos, con no restregárselos ni tocar sus cacas va que chuta.
Me suena haber escuchado que un elevado porcentaje de la población ha estado en contacto con el bicho, no recuerdo cifras pero creo que es una burrada, ¿sabes algo concreto?
Muy buena la entrada, en cualquier caso. A ver si me pongo las pilas y escribo algo para el Carnaval yo también.
Pues si es casualidad porque, aunque me cueste reconocerlo, aún no he leido JoF6. lo sientooooo jejejeje.
ResponderEliminarExactamente, las madres primerizas deben tener más cuidado puesto que si no saben si lo han pasado o no... mejor no arriesgar. En personas que tienen gatos, casi seguro lo han pasado aunque sea asintomáticamente... con lo que no pasa nada y efectivamente teniendo cuidado de no mover las heces secas (porque en el polvo si puede haber quistes) no hay que vetar a los gatos de la casa.
El porcentaje de personas infectadas creo que se estima en casi un 50% de la población, en unos países mas y en otros menos. Sin embargo los índices de enfermedad son mucho mas bajos. Pasa algo parecido a lo que sucede con Helicobacter pylori, que lo tiene casi 60% de la población (en Chile llega casi al 80%) pero solo lo sufre o tiene síntomas el 5 o 10%.
Muchas gracias por el comentario Dr.
DE blog en blog y tiro por que me toca he caído aquí..
ResponderEliminarFascinada estoy por la historia del Toxoplasma. En mis embarazos me decían: antes no nos andábamos con tantos cuidados y los niños nacían perfectamente. Si mamá, si..Unos nacían perfectamente, pero otros....no...
50% de la población infectada. Igual o más que el St. aureus. Ni me lo imaginaba.
Me ha gustado mucho el post, husmearé por aquí..;-)